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¿Cómo superar una ruptura amorosa?

Writer's picture: Ana OspinaAna Ospina

Una ruptura amorosa siempre es un tipo de experiencia por la que nadie quiere pasar por el gran dolor y malestar que genera (al menos para una de las partes involucradas). Para superar este malestar, hay que entender que hay muchos factores que influyen determinantemente en una ruptura amorosa. Uno de esos factores determinantes son los recursos emocionales con los que cuenta una persona a la hora de afrontar una ruptura. Otro factor es el de la historia de cada pareja.


El final de una relación amorosa no solo produce dolor emocional, sino que además, hace que tengamos una sensación de pérdida de control sobre nuestras vidas. En normal preguntarse cuánto tiempo se necesita para superar una ruptura de pareja, cuando se pasa por este tipo de experiencia.


¿Cuánto tiempo se necesita para superar la ruptura?


La historia de amor que se ha vivido junto a otra persona, deja una huella emocional muy potente que no tiene por qué desaparecer cuando nos conviene, como si se tratase de un archivo de ordenador. Nuestros cerebros no funcionan obedeciendo a nuestros deseos, porque están ahí desde mucho antes de que empezásemos a pensar acerca de las emociones que sentimos.


El tiempo es un elemento clave a la hora de superar una ruptura amorosa. Lo queramos o no, necesitamos de este ingrediente para sentirnos mejor cuando nos damos cuenta que este capítulo de nuestras vida se cierra.


¿Cuánto dura ese periodo? En la mayoría de los casos pasan entre seis meses y dos años para que las personas consideren haber superado una ruptura. Sin embargo, hay muchos factores que parecen influir en el tiempo necesario y el sexo de la persona es uno de ellos.


Se ha encontrado que las mujeres se recuperar antes del desamor, aunque sufren de forma más intensa la ruptura que los hombres. De acuerdo con estudios, es relativamente frecuente que los hombres empiecen otra relación de pareja sin haber superado del todo una ruptura anterior.


Una posible explicación a esta diferencia entre mujeres y hombres es que ellas tienden a invertir más en cada relación, dado que su bienestar queda más comprometido a causa de la posibilidad de ser madres y por la presión cultural, asociada al rol de género femenino, mientras que los hombres tienden a asumir que deben adoptar una mentalidad más competitiva en el amor. Esto haría que muchas mujeres sufriesen la ruptura de un modo más puntual, mientras que los hombres siempre llevan a cuestas la presión de tener que llamar la atención de una potencial pareja.


El tiempo es un factor importante a la hora de superar una ruptura de pareja, pero también es verdad que cada persona tiene una manera diferente de afrontar las adversidades. Esta capacidad para encajar los golpes que nos da la vida es lo que se conoce como resiliencia.


Hay quienes no tienen esta capacidad de resiliencia. No es que sean personas que no quieran esforzarse para salir de esa clase de baches; justamente, cuando peor nos va es muy fácil que perdamos el control de nuestras actitudes y nuestros hábitos y como consecuencia, hay quien al pasar por un mal momento se siente totalmente incapaz de hacer otra cosa que no sea intentar resignarse o incluso fantasear con sus propias miserias.


Es posible que la resiliencia tenga un componente genético, de forma que diferentes personas tienen distintos grados de facilidad o dificultad para sobreponerse, pero no cabe duda de que el aspecto ambiental y aprendido es crucial. Por eso, algunas personas necesitarán acudir a terapia psicológica para disponer de una especie de “entrenamiento emocional”, mientras que otras, tan solo necesitarán del apoyo de familiares y amigos, etc. Lo importante es tener claro que la resiliencia es algo individual y cada uno debe explorar esa jungla siempre misteriosa que es su propia mente.


Factores que influyen en la superación de una ruptura:

  • El tiempo de duración de la relación.

  • El sexo de la persona que sufrió la ruptura.

  • La implicación de cada miembro de la pareja.

  • El tiempo que ha transcurrido desde que termino la relación.

  • Tener o no capacidad de resiliencia (capacidad para encajar los golpes, metafóricamente hablando, que nos da la vida).

  • La forma en que ha terminado la relación ( si ha sido más o menos brusca).

  • El tipo de final de la misma (si ha sido de mutuo acuerdo ola decisión haya sido tomada por solo una de las parte y que haya sido de forma traumática).

  • Si alguno de los miembros se ha sentido engañado o maltratado física o psicológicamente.

  • La personalidad de la persona que sufre la ruptura.

  • El tipo de relación que se tenia con la persona (que tan intima y cercana era la relación, es decir, que tan fuerte era el vínculo).

  • Los recursos o habilidades que tiene la persona para hacer frente a la ruptura.

¿Por qué son tan difíciles las rupturas amorosas?


Es normal que sintamos dolor, tristeza, angustia, miedo, ansiedad, enojo, frustración, impotencia, cuando tenemos que dejar ir a alguien a quien queremos y llega el momento en que debemos cerrar un ciclo en nuestras vidas. Estas emociones se sienten especialmente cuando el ciclo ha sido cerrado por la otra parte en una pareja, es decir, cuando hemos tenido que aceptar una decisión que no compartimos, tal y como pasa con una ruptura amorosa.


A pesar de ser una situación tan común, es muy frecuente que no sepamos cómo afrontarla. Estamos acostumbrados a evitar las emociones negativas y las circunstancias que nos provocan malestar. Sin embargo, creer que podemos evitarlas por completo, tiene como consecuencia que difícilmente aprendamos a tolerar dichas circunstancias y las emociones que las acompañan. A veces, el proceso de ruptura se complica porque uno de los miembros de la pareja no termina de dejarlo o de aceptarlo, ya sea por una falta de entendimiento o por no saber gestionar la ruptura.


No es de extrañarse que una ruptura puede ser un verdadero drama, especialmente cuando se termina mal (porque hay rupturas que se pueden hacer bien y hay otras que se hacen mal). Una ruptura bien hecha es aquella que pasa rápido, se olvida pronto y duele menos. Una ruptura mal ejecutada puede terminar muy mal. Nadie muere de mal de amor, pero las consecuencias de esta situación si puede dejarte hecho polvo (perdida significativa de peso, adicciones para superar el dolor, depresión, ansiedad, etc., y no quieres pasar por estos puntos). Ya seas el/la que deja o a quien dejan, el calvario de iniciar un nuevo proyecto de vida puede hacerse muy difícil.


Una ruptura implica siempre una experiencia de duelo (este proceso se inicia siempre que hay una pérdida, ya sea real o imaginaria, donde se desencadenan potentes reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas), donde normalmente pasamos por la etapa de negar el "cierre", a la de enojarnos y buscar culpables, para finalmente aceptarlo.


El duelo en una ruptura de pareja se puede definir como un shock sentimental, un estado de parálisis psicológica, desorientación y vacío emocional. Sin embargo, cabe decir que cada persona es un mundo y cada una vive el duelo de una forma diferente.


Una ruptura no deseada produce una desorganización del yo en todas sus dimensiones. Generalmente, provoca ansiedad y depresión, así como síndrome de abstinencia (deseo de contacto con la persona que nos dejó). Adicionalmente, esta vivencia es susceptible de originar dudas respecto a uno mismo, al otro y miedo hacia el futuro.


El duelo tras una ruptura, es directamente proporcional a la intensidad del compromiso que existía en la relación amorosa. La mayoría de la gente asegura que le lleva alrededor de un año, superar una ruptura amorosa.


Pero ¿cómo podemos pasar de la negación a la aceptación más fácilmente)? Es lo que veremos más adelante en este articulo. Sin embargo, antes es necesario hablar de otros aspectos importantes que debemos tener en cuenta en una ruptura de pareja.


Fases de una ruptura amorosa (fases del duelo):


Se pasan por seis etapas emocionales durante este período de duelo: el shock, la pena, la adjudicación de la culpa, la resignación (la etapa del adiós), la reconstrucción y la resolución. Cada persona las supera una ruptura amorosa a un ritmo distinto( dependiendo de los factores personales de casa caso). También puede ocurrir que durante el proceso se produzcan pasos hacia atrás y hacia delante.


1. Fase de negación o shock:


Esta etapa se caracteriza por una sensación de paralización y desorientación. Se producen sentimientos de negación (se piensa que no es verdad), incredulidad (“no me puede estar pasando) y angustia (“¿qué hago?”). En esta fase se intenta no darle importancia a lo ocurrido y a la vez, idealizar a la otra persona como forma de resistirse al cambio. En esta etapa, la vida se estanca de golpe y la negatividad se impone en el día a día. Este shock tiende a durar normalmente como máximo un mes. Entonces es cuando llega la sensación de pérdida.


2. Fase de la pena


Esta fase se caracteriza por un estado de irritabilidad, mal humor, furia, tristeza y miedo por la incertidumbre. Aparece el impulso de contactar con la ex-pareja. Es la etapa de lamentarse por la pérdida y rememorar todo lo vivido juntos.


3. Fase de la adjudicación de la culpa


En esta etapa, llega la necesidad de encontrarle sentido a todo lo ocurrido. Intentar analizar qué salió mal y de quién es la culpa. Aparece la ira, la rabia dirigida hacia la otra persona por el daño provocado o hacia uno mismo por el fracaso. También hay una sensación de ansiedad flotante (búsqueda del porqué), momentos de soledad y ataques de angustia. Hay mucha labilidad emocional (odio, tristeza, angustia, libertad, alegría, dolor, injusticia, perdón, ternura, etcétera.) y aparecen los miedos habituales: no ser capaz de superarlo, no volver a amar y ser amado o miedo a volver a confiar. Esta fase depende de cómo se haya producido la ruptura, no es lo mismo que haya sido una decisión unilateral que llevada a cabo por un acuerdo.


4. La fase de la resignación


Llegados a esta etapa, ya ha pasado lo peor y es momento de asumir que no hay marcha atrás y que el adiós a la relación es definitivo (se caracteriza por sentir miedo y angustia al darnos cuenta de que la ruptura es inminente). No es una situación fácil, pero ya nos sitúa en la rampa de salida de la angustiosa situación de las semanas o meses previos. Empezamos a sentirnos libres, primer paso para seguir adelante con nuestra vida.


5. Fase de la reconstrucción


Esta etapa es el inicio de la reconstrucción activa de nuestra vida sin pareja. Empiezan a haber más días buenos que malos. Aparecen las ganas reales de empezar a salir y vivir. Es cuando se aprende de todo lo vivido.


6. Fase de resolución (aceptación)


Es el inicio de un nuevo ciclo vital. Este es el momento de decidir o poder abordar con serenidad el inicio de una nueva relación amorosa.


Durante todas estas etapas, la persona deberá aceptar que la pérdida es real e irreversible, le tocará vivir el dolor de esa pérdida y readaptarse a la nueva realidad sin la persona amada, hasta poder llegar a invertir la energía en una nueva persona (o no).


Hay que tener en cuenta que el duelo dependerá de factores que pueden determinar que una ruptura sea más natural y más breve o por el contrario, más traumática y mucho más compleja. Cuando una ruptura es inesperada afecta mucho más, así como cuando existen terceras personas, por el daño que ello produce a la autoestima. Del mismo modo, si había un alto grado de compromiso con la pareja y proyectos en común también puede resultar más difícil superar el trance. Ocurre lo mismo cuando la persona que no desea seguir con la vida en común no es hábil o sensible a la hora de comunicar su decisión y de finalizar con la relación.


Pasos para superar una ruptura amorosa:

  • Llora, llora, llora: la mejor forma para superar una ruptura amorosa es desahogarse, así como gritar, sacar el dolor afuera, compartirlo con los demás, hasta que no te queden más lágrimas que sacar. Una ruptura amorosa implica un proceso de duelo, por lo que uno tiene que pasar por diferentes etapas. Llorar ayudará a los siguientes pasos.

  • Respeta la decisión: mientras estamos en el proceso de negación y en transición hacia la aceptación, es común que intentemos hacer lo que sea necesario para “recuperar” la relación. Suele pasar esto cuando no hemos sido nosotros los que hemos tomado la decisión. Así pues, es frecuente que nos empeñemos en hacer por posible para que la otra persona “se enamore de nuevo”, o en otras palabras, caemos fácilmente en la lógica de “luchar por amor”. es importante no confundir “recuperar” o “enamorar” con “acosar”. Y tampoco confundir “amor” con “posesión”, “presión” u “obligación”. Aunque el proceso de duele puede ser muy difícil de aceptar, es importante respetar los cierres y las decisiones que se han tomado.

  • Escribe como te sientes: algo que puede funcionar a algunas personas para cerrar su proceso ,es despedirse escribiendo un texto a quien han tenido que dejar. Dado que muchas veces es difícil decir lo que sentimos, pero no porque sea difícil dejamos de sentirlo y una medida posible para desprendernos es escribirlo. Esto puede ser en formato de una carta de despedida, que puede ser o no entregada a la otra persona, o puede ser simplemente un texto que nos permita expresar emociones que a veces no reconocemos si sólo las pensamos o si sólo intentamos hablarlas.

  • Desahógate con alguien: es importante poder descargar todo ese torbellino de emociones sobre alguien que quiera escucharte (un familiar, amigo o psicólogo). Es bueno compartir tu situación con otra persona por muchos motivos. No importa que sus consejos no sean siempre los mejores. Los beneficios de contar lo que te ocurre, aparecen en el momento en el que explicas al otro tu situación. El alivio y la ventilación emocional que se consigue al poner en palabras (Simbolizar) todo tu mundo interno es algo que te renueva y que te reporta alivio, tranquilidad y energía.

  • Mantente ocupado/a: la mejor forma de superar una ruptura es estar ocupado y de esta forma, dejar de pensar en lo sucedido, de esta manera, evitarás obsesionarte. Sal con amigos, trabaja, haz deporte o cualquier otra forma de mantener tu mente ocupada.

  • Distracción y diversión: relacionado con el punto anterior, esta este. Otro papel importante de los familiares y amigos es el poder distraerte, olvidarte de los problemas y pasarlo bien. Hay momentos para reflexionar, para llorar y sentir, pero siempre se acaba llegando a un punto de improductividad, a un bucle infinito donde se da vueltas siempre a lo mismo. Llegado a este punto, es el momento en el que entra el factor diversión y entretenimiento con amigos. Aunque no tengas muchas ganas, aunque pienses que lo vas a pasar mal, tu cuerpo va agradecer un poco de distracción y tus amigos se sentirán mejor, si saben que te ayudan a pasar por un mal trago. La dopamina que se genera en el cuerpo con el entretenimiento y la distracción, te ayudará a estar de mejor humor, te divertirás y también gastarás más energía y dormirás mejor.

  • No te obsesiones con el otro: uno de los pensamiento centrales tras una ruptura es el otro miembro de la pareja, que ya no está presente. Se tiende a idealizar al otro y a recordar sólo los buenos momentos de la relación. Hay que intentar ser justo y objetivo con los hechos. Intenta ser realista con tus recuerdos sobre la otra persona. Acepta que no todo en él o en ella era perfecto. Lo mismo ocurre si ahora el “otro” es tu peor enemigo. El odio sólo va a mantener su figura presente dentro de ti. Vas a acumular rabia y a sentirte peor cada día. Céntrate más en conseguir tu bienestar. No pienses tanto en el mal que le pueda ocurrir a tu ex pareja.

  • No te obsesiones con la actitud de los amigos comunes: tras una ruptura, sobre todo si la relación ha sido larga, existe un punto especialmente delicado: las amistades compartidas. Son esos amigos que conociste gracias a tu pareja y viceversa. Algunos te apoyarán y se pondrán de tu lado y otros no. Quizás te sorprendas, al ver como algunos mantienen su amistad y otros te dan la espalda. Apóyate en aquellos que quieran estar a tu lado. Intenta guardar distancia con los que no lo hacen, al menos por un tiempo.

  • Rebaja la dosis de las redes sociales: intenta rebajar tu dosis diaria de Facebook, de Instagram, de Twitter y otras redes sociales. Lo último que necesitas es seguir pendiente de la otra persona y de su actividad. Con seguir su rastro, sólo conseguirás quebraderos de cabeza. Vas a construir castillos en el aire. Imaginarás lo que no es y al final internet te dará más dolor que ayuda. Así pues, por lo menos temporalmente, lo mejor es que te olvides un poco de las redes sociales, al menos aquellas que compartías con el otro.

  • Piensa de forma positiva: intenta ser positivo y mira esta experiencia como un aprendizaje (de todo lo malo se aprende y con el tiempo, incluso te das cuenta de que romper la relación era lo mejor).

  • Sé racional: claro que hubo cosas buenas, pero piensa que si se terminó, fue porque lo más seguro es que las cosas malas pesaban más. No te olvides de lo malo, por eso terminaron.

  • No te castigues, ni culpabilices: elimina de tu vocabulario y de tus pensamientos esos “y si…”. Debes entender que no puedes devolver el tiempo para atrás, lo que pasó, pasó y por mucho que te machaques, las cosas no cambiarán. Ten presente que actuaste como lo hiciste porque en cada momento creíste que era lo mejor, así que, hay que mirar para adelante y continuar con tu vida.

  • Piensa en ti: es el momento de ser egoísta; debes olvidarte del otro y de si lo está pasando mal o no. Ahora es tiempo de preocuparte por ti.

  • En estos momentos de crisis no tomes decisiones importantes: estás confuso y no tienes las ideas claras. Hay muchos cambios ya como para hacer más de los necesarios. En estos momentos estás en una nube y es mejor no tomar decisiones importantes porque no es el momento. Más adelante, cuando estés un poco mejor ya tendrás tiempo de decidir con más claridad.

  • Dale tiempo al tiempo: debes dejar correr el tiempo. Puede que sea una obviedad, pero el paso del tiempo mitiga los dolores más profundos. No sucederá en un día ni en dos, pero poco a poco notarás como la tristeza va desapareciendo con el paso del tiempo. Una ruptura sentimental lleva un tiempo para superarla debidamente. Hay momentos de estar triste, llorar y pensar en uno mismo. Otros para estar con los amigos y familiares y compartir con ellos lo que estás pasando. También hay momentos para divertirse, distraerse y estar ocupados. Lo importante es que respetes los momentos que te tocan a lo largo del día. No te juzgues, permítete estar en esta situación tan compleja, que es difícil para todo el mundo. No te agobies, no te pongas plazos. Acepta tus sentimientos y el tiempo que cada uno requiere.

  • Déjate ayudar: tus amigos y tu familia están contigo, pídeles ayuda y déjate cuidar, no renuncies a ellos. Si, con el tiempo, ves que no mejoras, consulta a un psicólogo, haz yoga o meditación. Si ves que no puedes tu solo/a, no te avergüences ni seas orgulloso/a pide ayuda.

  • Deja pasar el tiempo de luto (duelo): debes tener presente que este proceso lleva tiempo (puede durar días, semanas, meses), así que durante un tiempo, estarás mal. Tómatelo con calma, pues necesitas tiempo para digerir todo esto. No te impacientes.

  • Continúa con tus responsabilidades y obligaciones: la vida sigue y no puedes dejar tus obligaciones a un lado, por lo que debes continuar con tus responsabilidades (aunque tampoco te autoexijas).

  • Realiza cambios significativos: es común que cuando estamos en una relación de pareja acumulemos objetos, regalos, fotos, recuerdos, entre una serie de elementos materiales que simbolizan la relación y el vínculo afectivo. En tanto que se trata de objetos que significan cosas importantes para nosotros, se trata también de cosas que nos pueden alargar el proceso de negación y de enojo, y por lo mismo nos complican llegar al proceso de aceptación. Es importante entonces tomar un tiempo de distancia con esos objetos. Esta distancia puede traducirse en deshacernos de ellas, pero también puede traducirse en cambiaras de lugar o guardarlas por un momento. Hay que tomar en cuenta que deshacerse de ellas provocará sensaciones desagradables, por lo que puede ser mejor realizar esto poco a poco, es decir, deshacernos de una cosa a la vez, o empezar por moverlas de lugar, luego guardarlas y finalmente tirarlas; o no, según cómo nos sintamos en nuestro proceso.

  • Crea nuevos hábitos: es común que al estar en una relación de pareja creemos nuevos pasatiempos, nuevos gustos e incluso nuevos intereses. Desprenderse de todo eso es difícil porque se trata de actividades que interiorizamos y que ponemos en práctica cotidianamente. El desprendimiento de estos hábitos implica realizar cambios fuertes, que no pueden ocurrir de una día para otro. Es importante no dejar de mantenernos activos y de buscar cosas nuevas que hacer, aún cuando el ciclo de pareja ya haya terminado.

  • Recuperar viejos pasatiempos: no necesariamente tenemos que crear hábitos nuevos. Funciona también el recuperar los hábitos que teníamos antes de estar en la relación de pareja. Si funciona o no, dependerá en gran medida de cuánto tiempo ha durado la relación y de qué tanto hemos cambiado en el transcurso de ésta.

  • Practica la tolerancia a la frustración: hay que asumir que las relaciones y los vínculos afectivos conllevan el riesgo de sentir malestar. No podemos culpar a otros de ese malestar, es común que mientras estamos en el proceso de aceptar el fin del ciclo busquemos la responsabilidad en la otra persona, tanto de haber terminado como de hacernos sufrir o de aliviar ese sufrimiento. Para poder llegar a la aceptación hay que tomar responsabilidad sobre nuestro propio malestar e intentar buscar alternativas y herramientas más allá de la persona con la que hemos compartido una relación.

  • Cuídate y quiérete mucho: consiéntete y haz cosas ti, por ejemplo, ve a la peluquería, cómprate algo bonito, date un masaje, mímate y quiérete, tú eres lo más importante para ti.

  • Cierra el capitulo: piensa que la vida continúa y que este no es el fin del mundo, es sólo un capitulo más en el libro de tu vida. Con el tiempo dejará de doler y pasará a ser un recuerdo más.

  • No llenes el vacío emocional volviéndote a enamorar: hacerlo es la opción más fácil para aliviar el dolor, pero no es aconsejable usar el "un clavo saca otro clavo", puedes terminar por hacerle daño a la nueva persona o hacerte más daño a ti mismo/a. Es mejor hacer el duelo y si te vas a enamorar de alguien, que sea mejor de ti, o de tu deporte favorito o de tu mascota. Lo mejor es distanciarnos emocionalmente y no tomar decisiones precipitadas, al menos mientras dura la tormenta de emociones.

Consejos para no hundirte (demasiado) en el dolor:

  • Date un tiempo para curar las heridas: no hay que apresurar las cosas y mucho menos cuando hay sentimientos de por medio. Seguramente tendrás días malos y días mejores, pero solo el tiempo podrá ayudarte a ser el/la que eras.

  • No te refugies en las sustancias psicoactivas (alcohol y drogas): muchas personas buscan una vía de escape fácil para evitar el dolor y evadirse durante unas horas mediante el consumo de sustancias que en realidad, son perjudiciales para nuestro organismo. De hecho algunos depresores como el alcohol, pueden acabar haciéndote sentir peor.

  • Expresa lo que sientes: nunca es bueno reprimir las emociones, menos cuando están a flor de piel como ocurre con una ruptura, además que seguramente tendrás ganas de hablar con alguien para explicarle lo que estas pasando.

  • No le des más vueltas: intentar recuperar a la otra persona puede parecer algo factible en tu cabeza, pero en la mayoría de los casos, la ruptura es irreversible y no tiene sentido ilusionarse con una posible reconciliación. Para la página y mira hacia adelante, algo mejor vendrá.

Referencias

Arjona, A. (2019). Todas las fases de una ruptura amorosa (y como superarlas). Consultado el 9 de agosto de 2020 de la página https://www.revistagq.com/noticias/sexo/articulos/como-superar-una-ruptura-dolorosa/34272

Castaño, G. (Sin fecha). Cómo superar una ruptura. Consultado el 9 de agosto de 2020 de la página https://nuestropsicologoenmadrid.com/como-superar-una-ruptura/#Como_superar_una_ruptura_sentimental

Jorba, N. (2019). Cómo superar la ruptura inesperada de una relación de pareja. Consultado el 9 de agosto de 2020 de la página https://www.lavanguardia.com/vivo/sexo/20191204/472041306874/duelo-pareja-ruptura-inesperada.html#:~:text=Podr%C3%ADamos%20definir%20el%20duelo%20de,yo%20en%20todas%20sus%20dimensiones.

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