Entre los efectos psicológicos que puede tener el confinamiento por la situación que se presenta por la pandemia estén: estrés, ansiedad, insomnio y depresión.
Hay un disparo del porcentaje de casos que sufren reacciones de ansiedad y angustia y otro tanto (pero en menor proporción), que sufren problemas para dormir o síntomas depresivos. Lo más probable es que estos síntomas y cuadros psicológicos se resuelvan y se superen con el fin de la cuarentena. Otros efectos menos probables son el estrés postraumático, la confusión y la irritabilidad
Uno de los grupos que más riesgo tiene de sufrir consecuencias psicológicas debido a la pandemia es el de los profesionales de la salud, dedicados 100% a su trabajo y quienes presentan especialmente cuadros de irritabilidad, de insomnio, de ansiedad y estrés, además de sufrir de problemas para concentrarse y una reducción de la productividad laboral. Otros sectores con mayor probabilidad de verse afectados por el confinamiento son los niños (con una tasa de estrés postraumático cuatro veces mayor a la de los niños que no han tenido que sufrir por el confinamiento) y las personas de edad avanzada.
Para los padres de los niños en confinamiento, el confinamiento igual tiene efectos importantes (el 28% de padres y madres en cuarentena, mostraban síntomas suficientes para ser diagnosticados con un trastorno de la salud mental, como resultado de una situación traumática).
Respecto a la población general, el 54% de las personas sujetas a un confinamiento, presentan cambios importantes en el comportamiento, meses después de la cuarentena (como evitar lugares con mucha gente, apartarse de las personas con tos o evitar todos los espacios públicos) y en cuanto a los profesionales de la salud, se observa que un 9% de ellos, muestra síntomas de depresión aproximadamente 3 años después de la cuarentena.
Uno de los factores más decisivos en la magnitud de los problemas psicológicos es la duración del confinamiento, al igual que la falta de información adecuada y precisa sobre la duración de la cuarentena, el miedo a contagiarse, así como la ausencia de productos básicos (comida, aseo y productos sanitarios como mascarillas). Otros factores importantes son la pérdida del empleo y la falta de seguridad económica, elementos que generan efectos perjudiciales sobre la salud mental más persistentes en el tiempo.
¿Qué hacer?
Es importante tener en cuenta que ahora nuestra casa será nuestro lugar de trabajo, de ocio, de descanso o nuestro gimnasio, por lo que es importante mantenerla limpia y ordenada y también es importante que la habitación en la que trabajamos o estudiamos sea diferente a la habitación en la que descansamos o tenemos ocio (debe haber una diferencia física, para poder desconectarse en cada momento de la actividad que queramos realizar).
Dentro de esta situación atípica en la que nos encontramos tendremos que generar y mantener una rutina, dando así una estructura a nuestro día. A pesar de estar en casa debemos empezar el día como solíamos hacer: desayunar, ducharnos y vestirnos, así como tras nuestro trabajo, debemos tener otras rutinas de ocio marcadas, como hacer deporte, leer un libro, ver una serie o simplemente descansar.
La rutina también es importante para las familias que tienen hijos. Mantener sus horarios para levantarse, comer, asearse, hacer tareas, realizar actividades de juego en familia. Hay que hacer entender a los niños que estamos haciendo algo por el bien común y darles un sentido, no como castigo sino como responsabilidad y beneficio para todos.
También podemos dedicar cierto tiempo a hacer todas aquellas cosas que están pendientes y que no tenemos tiempo de hacer, ¿qué mejor momento que este?.
Puede ser el momento correcto para compartir tareas y cuidados en casa, incluso pasar más tiempo con la persona que convivimos o disfrutar de nuestra propia soledad.
Es importante evitar la sobreinformación, que puede generar una sensación de alarma permanente. No estar en constante contacto con toda la información con la que nos bombardean y que la información que recibamos sea de fuentes fiables. Se recomienda buscar y promover espacios en los que poder hablar de otros temas de conversación. Es importante estar en el presente, informados, pero ocuparnos día a día de lo que va viniendo sin estar permanentemente conectados a información sobre el tema.
Fomentar la socialización, ya que las relaciones son importantes para nuestras emociones y bienestar psicológico, por ejemplo, realizando videollamadas con amigos y familiares.
Evita pensamientos catastrfistas. Esto genera ansiedad y limita tus recursos para lidiar con lo que venga.
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